TEORÍA EN TORNO A LA MINIFICCIÓN

La minificción a lo largo de su historia ha venido adoptando diferentes formas y nombres, muestra de ello es precisamente un minicuento escrito por el cubano Saturnino Rodríguez Riberón, en honor a estas características: “Ficción rápida. Hiperbreves. Cuentículos. Relatos vertiginosos. Literatura bonsái. Minificción. Textículos. Invención varia. Minicuento. Cuentos enanos. Nanocuentos. Liliputos. Eso sucede en las mejores familias”.[1]

Dada esta variedad de denominaciones y presentaciones, muchos autores han iniciado la tarea de teorizar sobre la  literatura minificcional, lo que ha generado una oleada de congresos, seminarios, encuentros, concursos, simposios, antologías, etc., con el fin de llegar a consensos mínimos sobre el tema.

De ahí que autores tan importantes como Julio Cortázar, Raúl Brasca, Ana María Shua, Violeta Rojo, Lauro Zavala, Adolfo Bioy Casares, Jorge Luis Borges, Juan José Arreola, Augusto Monterroso, Estela Maris Colombo, Graciela Tomassini, Irene Andrés Suárez, Armando Epple, David Lagmanovich, Robert Chapa, entre otros, se hayan adentrado en el tema de la minificción, dando sus puntos de vista y teorías al respecto.

A continuación, se pretende esbozar las consideraciones y aportes sobre la Minificción que han hecho algunos de los autores anteriormente mencionados, con el fin de tratar de construir un concepto propio  y acordar algunas de sus características principales.

Para empezar, la venezolana Violeta Rojo asume la denominación: Minicuento. Según la autora, “el carácter proteico o des-generado del Minicuento y la brevedad constituyen para nosotros sus rasgos diferenciales más importantes”.[2] Así las cosas, el carácter proteico tiene que ver con las distintas formas textuales que puede asumir un Minicuento,  como por ejemplo, la fábula, la receta, la adivinanza, la historieta, la sentencia, la noticia, el trabalenguas, la carta, etc.; y la brevedad hace referencia a que el minicuento se distingue a un primer golpe de vista por no exceder una página, y que además tiene, como el cuento moderno, un inicio, nudo y desenlace, pero dos de estas partes generalmente son elípticas y el lector es quien coopera para entenderlas. En otras palabras, el minicuento opta por la economía en cuanto a la estructura y se centra en la eficacia del final, no describe características del personaje, ni tiempos, ni espacios.

Dentro de lo proteico se anotan otras características importantes del Minicuento: la intertextualidad, la parodia y el humor.  La intertextualidad  que hace referencia al diálogo entre textos,  la parodia por medio de la cual se subvierten contenidos buscando ironizar y que en algunas ocasiones proporciona un tinte humorístico.

Más adelante la autora agrega en su Manual para reconocer el Minicuento otros dos  elementos particulares del Minicuento: el lenguaje preciso  y la anécdota comprimida. El primero tiene que ver con la ausencia de grandes descripciones, un lenguaje contundente,  concreto, evitando al máximo la adjetivación, la ambigüedad y cuidándose del mal uso de sinónimos; y lo segundo, la anécdota comprimida surge como estrategia para lograr brevedad.

Para lograr dicha brevedad,  acude a los  frames, la Intertextualidad y la hipertextualidad. Los frames o cuadros son los que le sirven al  Minicuento  para resumir información con la cooperación del lector. Rojo plantea dos tipos de frames: uno referido a los arquetipos, que son palabras que condensan muchas connotaciones como  el caso de la palabra rey, que al utilizarla se dará a entender  poder,  autoridad, ambición, etc.; y otro frame que es  genérico y tiene que ver con las estructuras que puede adoptar el Minicuento.

El segundo recurso para comprimir la anécdota en el Minicuento es la intertextualidad ya mencionada anteriormente, y el último recurso planteado es la hipertextualidad que consiste en la creación de un texto nuevo conocido como hipertexto, que deviene de un texto referente o base llamado hipotexto, por ejemplo, la Odisea de Homero sería el hipotexto, de Ulises de James Joyce.

Para cerrar este paneo por las teorías de Violeta Rojo, se concluye que el carácter proteico y la brevedad, son las características fundamentales de lo que ella denomina: Minicuento.

Lauro Zavala es un autor mexicano que prefiere el término Minificción y hace importantes aportes al respecto. Según el autor, “La Minificción no es un Minicuento, sino un texto experimental de extensión mínima con elementos literarios de carácter moderno o posmoderno”.[3] En esta cita podemos resumir los aportes de Zavala quien recalca la gran diferencia que existe entre el Minicuento y la Minificción, al ser el primero un texto de carácter eminentemente narrativo, y la segunda es considerada como un género literario cuyos textos son experimentales, no cuentan una historia, es intertextual y utiliza la hibridación genérica.

Profundizando entonces en el tema de la Minificción, Lauro Zavala plantea que la Minificción puede ser moderna y experimental o posmoderna y lúdica.  En este sentido,  las minificciones modernas y posmodernas,  tienen un inicio anafórico es decir,  que explica lo que ya ha pasado y un final catafórico o sea un final que da pie para otro texto. Aquí reside una de las cualidades que hace diferente la Minificción de los minicuentos: el sentido de un Minicuento es agotado y comprendido en una primera lectura, mientras que para comprender la Minificción dados sus inicios y finales, y su notable grado de polisemia, es necesaria la relectura y  la lectura de otras obras literarias.

Por otro lado, para entender mejor la Minificción, Zavala explica sucintamente desde la teoría literaria  lo que tiene que ver con la literatura posmoderna. Ésta se caracteriza por contener simultáneamente elementos clásicos y modernos y, por ende, ser textos paradójicos. Así, la interpretación sobre la naturaleza literaria de los textos posmodernos depende exclusivamente de la lectura de cada lector, porque el panorama es que cada texto es clásico, el autor es moderno y la lectura, es posmoderna.

Algunos autores canónicos de la Minificción mexicana citados por Zavala son Julio Torri, Juan José Arreola y Augusto Monterroso. Con sus aportes, se plantean las siguientes características diferenciadoras de lo que se considera literatura moderna y experimental, y literatura posmoderna y lúdica.

a)      Minificción moderna y experimental
*Tiempo simultaneo
*Espacio Anamórfico
*Ausencia de Arquetipos
*Narrador Irónico
*Lenguaje estilizado
*Final abierto

b)      Minificción posmoderna y lúdica
*Tiempo anafórico
*Espacio Metonímico
*Narrador Implícito
*Personajes Alusivos
*Lenguaje Metafórico
*Género Alegórico
*Intertexto Catafórico
*Final Fractal

Con listar las anteriores características propuestas por Zavala y otros, se pretende brindar al lector las herramientas para juzgar si un texto breve leído es o no una Minificción, y más aún, si es una Minificción de tipo moderno o posmoderno. Además, la Minificción dada la necesidad de ser releída, contribuye con despertar  el interés de la lectura, la reacomodación de costumbres lectoras, la estimulación de espíritu investigativo, entre otros beneficios.

Continuando con los autores que han aportado al tema de las escrituras breves, está el argentino David Lagmanovich, quien en su texto Hacia Una Teoría del Microrrelato Hispanoamericano[4] aclara la idea de microtextos y microrrelatos. Para el autor, existe una gran gama de textos cuyo común denominador es la brevedad, a estos les denomina microtextos. No obstante, dentro de estos microtextos, el autor plantea la existencia de algunos de ellos con una característica particular: que narran algo, a éstos el autor los considera microrrelatos:
“si entre los microtextos en prosa seleccionamos  aquellos que cumplen con los principios básicos  de la narratividad…a éstos llamamos microrrelatos”.[5]

En otras palabras, Lagmanovich define los Microrrelatos afirmando que son  “brevísimas construcciones narrativas muchas veces de un solo párrafo;  cuentos concentrados al máximo, bellos como teoremas; relatos esenciales, exigentes para con el lector pero también dadores de un placer”. [6]

Comprendida la diferencia entre microtextos y microrrelatos, el autor plantea tres tendencias comunes para la escritura de microrrelatos, a saber: Relectura y parodia, discurso sustituido y escritura emblemática. La relectura y parodia tiene que ver con la conservación de las estructuras, pero la parodia del contenido para criticar, ironizar, denunciar. El discurso sustituido tiene que ver con la escritura experimental, el juego de palabras, pero conservando las estructuras originales para que el autor comprenda fácilmente. Y finalmente, la escritura emblemática, según lo cual lo importante es el contenido, que hable sobre la existencia humana y que haga reflexionar.

Hasta este punto se ha dicho que para Violeta Rojo la denominación correcta para los textos breves es Minicuento, cuyas características fundamentales son la brevedad y el carácter proteico; para Lauro Zavala el término es Minificción, diferente de Minicuento, y cuya presentación puede ser moderna o posmoderna; y en tercer lugar, David Lagmanovich quien se suma a la idea de diferenciar minicuentos de minificciones, a los primeros los denomina microrrelatos, y a los segundos, microtextos.

En esta misma línea se encuentra Irene Andrés Suárez, quien plantea que la Minificción es  una supracategoría dentro de la cual ubica los microtextos, y considera que aquellos que poseen carácter narrativo se les debe llamar microrrelatos, que a su vez, es un término sinónimo de minirrelato, microcuento y Minicuento. En palabras del autor: “la Minificción recubre un área mucho más basta que la del microrrelato, para mí, la minificción es una supracategoría literaria poligenérica, un hiperónimo que agrupa a los microtextos literarios ficcionales en prosa, tanto a los narrativos…como a los que no son narrativos”.[7]

Dentro de la Minificción se pueden mencionar entonces algunos microtextos narrativos como las fábulas,  las parábolas, las anécdotas;  y algunos microtextos no narrativos como el bestiario, los poemas en prosa y los mini ensayos. Para Suarez, los chistes lingüísticos, la máxima, el aforismo, la sentencia, la greguería no son minificciones porque son pensamientos ocurrencias y reflexiones.

Para terminar con los aportes de Suárez, contenidos en su texto “Denominaciones y conceptos: microrrelato y Minificción, dos términos no necesariamente sinónimos”[8], se mencionan las características que plantea para los microrrelatos, y  son: Hiperbrevedad, narratividad, ficcionalidad, poseen historia, trama, acción, conflicto y tiempo.

Robert Chapa, autor estadounidense, plantea en su texto “Panorama de la situación de la Minificción en los EE.UU.: “MICRO, FLASH Y SUDDEN”[9], la situación de las escrituras breves en los Estados Unidos. En dicho país, se conocen tres tipos de minificciones: micro, flash y sudden. Los primeros, son textos de media página, los segundos de dos y los terceros de no más de cuatro.

Sin mayores reflexiones al respecto, se plantea que  el micro y el sudden son los más usados en los talleres literarios de las universidades, en las antologías, las revistas, la radio y en el internet y sus lectores son especialmente los jóvenes. No obstante, según el autor, estos géneros florecientes no tienen concreción, faltan estudios críticos al respecto, y dada su proliferación están inundando rápidamente el mercado literario.

Desde Argentina, Graciela Tomassini y Estela Maris Colombo en el texto La Minificción como clase textual transgenérica [10] proponen “identificar como Minificción (…) a la categoría trasngenérica abarcadora de las múltiples vertientes configurativas asumidas por la clase de escritura que estamos examinando…reservar el término minicuento para aludir a la fecunda subárea integrada por aquellos microtextos donde resulta verificable la presencia de un esquema narrativo”.[11]

De estas autoras se concluye que, al igual que Lagmanovich y Suárez, la Minificción es considerada un gran género literario que se compone por microtextos, de los cuales hay algunos narrativos a los que les llama minicuentos. Sin embargo, generalizan el concepto de tal manera que consideran que la Minificción, los microtextos, los minicuentos, son una misma especie literaria sin importar la denominación, puesto que persiste una misma forma textual “amorfa”.

Dentro de las características más importantes de esta especie literaria amorfa, mencionan: brevedad, elipsis, carácter híbrido, y el aporte más importante, el término transgenérico, que como opina Violeta Rojo “por su carácter proteico…siempre estará relacionado con algún otro género. El Minicuento es transgenérico por naturaleza”.[12]

El chileno Armando Epple hace referencia al teatro breve moderno y sus relaciones análogas con la Minificción: “concentrar los hechos dramáticos  en un tiempo teatral que no sobrepasa los cuarenta minutos. La creación de caracteres individuales es reemplazada por personajes genéricos. La acción dramática no describe todas las etapas, sino que se enfoca en un momento clave, muchas veces de resolución abierta o conjetural. Y como en la Minificción, incorpora otros géneros  para subvertir códigos mediante la parodia, la ironía o el humor, transgrediendo reglas y modelos consagrados”.[13]

 Ana María Shua también aporta su concepto sobre minificción: “Las minificciones son criaturas pequeñas y feroces, como las pirañas. Y todavía más, porque no necesitan actuar en cardumen. Son narrativas, tienen menos de veinticinco líneas y muerden. Son trocitos de caos transformados en pequeños universos. Si se ha conseguido atraparlas, es que no son buenas. Una buena  minificción resulta tan inasible y resbaladiza como cualquier pez, como cualquier buen texto literario”[14]

Terminado así el esbozo por las principales ideas de los autores más destacados en literatura breve, se puede concluir que existen unas características generales de los que se denominan textos breves: experimental, proteico, intertextual, narrativo y  no narrativo, breve, paródico, irónico, humorístico, transgenérico, ficcional. A partir de lo anterior, se puede decir entonces que en la actualidad existe una clase de textos experimentales breves con cualidades modernas y posmodernas, a los que se le denomina minificciones, que pueden ser (minicuentos) o no ser narrativos, que adoptan diferentes formas genéricas (transgenérico), favorecen la intertextualidad y en algunas ocasiones,  son de tinte irónico, paródico y humorístico.

Y para terminar,  ya teniendo un concepto y unas características someramente definidas, vale la pena mencionar algunas opiniones y sugerencias sobre  cómo escribir minicuentos, Dolores Koch en su artículo titulado “Microrrelato: doce recursos más para hacernos sonreír” [15]hace referencia a 12 recursos principales para elaborar minicuentos y son:
Recurso Nro. 1. Transgresión de géneros
Recurso Nro. 2. Sorprender al lector con una lógica inesperada
Recurso Nro. 3. Realizar un cambio sorpresivo de contexto.
Recurso Nro. 4. Contrastar presente y pasado.
Recurso Nro. 5. Concretización de una metáfora o dicho popular.
Recurso Nro. 6. Escamotear el significado de una frase hecha.
Recurso Nro. 7. Utilizar un formato popular, no literario.
Recurso Nro. 8. Utilizar una lógica desviada. Puede llevar a una paradoja o al absurdo
Recurso Nro. 9 Hacer falsas atribuciones.
Recurso Nro. 10. Hacer uso de la ironía.
Recurso Nro. 11. Desacralización de personajes conocidos.
Recurso Nro. 12. Crear una perspectiva infrecuente o única.


[1] EL CUENTO EN RED, Revista electrónica de Teoría de la Ficción Breve. Metaficciones Mínimas. Nana Rodríguez. N. 20-2009.
[2] ROJO, Violeta. El Minicuento ese (des) generado. Webs.sinectis.com.ar/rosae/breve9.htm
[3] Lauro Zavala (2007) DE LA TEORÍA LITERARIA A LA MINIFICCIÓN POSMODERNA. Ciencias Sociais Unisinos, Janeiro-abril, año/vol.43, número 001 Universidad do Vale do Rio Dos Sinos. Sao Leopoldo, Brasil.

[4] www.educoas.org/.../rib/rib_1996/articulo2/index.aspx?... (19 oct 2008)
[5] Íbid.
[6] Íbid.
[7] Andrés Suárez, I. (2010). El microrrelato español, una estética de la elipsis. Manos cuarto ediciones. Palencia.
[8] Andrés Suárez, I. (2010). El microrrelato español, una estética de la elipsis. Manos cuarto ediciones. Palencia.
[9] POLLASTRI, L. (2010). La Huella de la Clepsidra. El Microrrelato en el Siglo XXI. Memorias. Septiembre 2010.
[10] www.educoas.org/portal/.../rib/.../index.aspx?
[11] Íbid.
[12] ROJO, Violeta. El Minicuento ese (des) generado. Webs.sinectis.com.ar/rosae/breve9.htm
[13] POLLASTRI, L. (2010). La Huella de la Clepsidra. El Microrrelato en el Siglo XXI. Memorias. Septiembre 2010.
[14] EL CUENTO EN RED, Revista electrónica de Teoría de la Ficción Breve. Criaturas pequeñas y feroces, como las pirañas. Conversación con Ana María Shua. Saturnino Rodríguez. N. 18-2008.
[15] http://www.cuentosymas.com.ar/cuento.php?idstory=219 Koch, Dolores. Microrrelato: doce recursos más para hacernos sonreír.Fuente: www.cuentoenred.xoc.uam.mx 17-04-2007